La epidemia del coronavirus está dando luz a la verdadera crisis social que ya hace tiempo que existe. Mucha gente preocupada en buscar la manera de saltarse el confinamiento, chistes y risas frente a las advertencias, un ministerio de Sanidad que hace unas previsiones de casos aislados y aún no se les ha caído la cara de vergüenza frente al desastre, y el mercado negro que se está instaurando como la venta de alcohol a 17 euros una botella de 250 cc, mascarillas a 60 euros, y otras barbaridades que se están consintiendo.
Creí que nunca oiría determinadas tonterías como que las mascarillas no sirven para nada (entonces ya podemos eliminarlas de los quirófanos, fábricas, cámaras blancas y otros lugares) y parece que los recortes, de otros gobiernos pero, perpetuados ahora, hacen imposible el abastecimiento. No dudo de la capacitación y conocimientos de los ministerios, más bien dicho, no debería dudar pero, hay cosas de sentido común. Valga como ejemplo el hecho de encontrarnos con un escenario de máxima incertidumbre y hay dos países que parece que han controlado el brote, podemos hacer de monos de imitación sin cuestionar nada más y dejar a un lado ideas brillantes como parece que quieren mostrar. También parece de sentido común poner en marcha ensayos terapéuticos masivos y no con 60 pacientes (que no van a validar nada en un entorno de epidemia). También parece que es un tema de acceso restringido con afanes de notoriedad científica. En este momento deberíamos dejar los egos a un lado (que ya han hecho bastante daño).
También creí que nunca oiría mentiras como las que se están diciendo como que las pruebas rápidas no son necesarias y que no hace falta detectar portadores asintomáticos cuando se les hace la prueba a todos los políticos y deportistas de élite y cuando la OMS insiste en que hay que hacerlas. Parece que sólo quieran unas estadísticas bien hechas y ni eso hacen bien ya que no tienen ningún valor predictivo. Otra mentira que habría que revisar es el hecho que el Sr. Simón se atrevió a decir que estaba haciendo un catálogo de material después de incautar varios camiones. No parece que sea el momento de catalogar nada. Otras cosas que parecen estupideces son las proclamas a la Constitución para justificar los no confinamientos de Madrid y las otras zonas de España con más casos cuando todo el mundo lo aconseja. Otra perla fue la del Sr Illa diciendo que tenemos que doblegar el pico de la epidemia. En este doblegamiento hay una pregunta sin respuesta: ¿Cómo lo hacemos? Parece que falta un poco de humildad y pensar que no pasa nada por aceptar que no saben lo que hay que hacer y dejarse ayudar un poco. No quiero hablar de nuestro Rey que ha aprovechado este momento para que estalle, de forma controlada, el espíritu de los Borbones en su más prístina esencia.
Creo que hay que reflexionar sobre esto y pensar que los gestos políticos y de la ciudadanía tienen consecuencias.