lunes, 30 de junio de 2025

TODO QUEDA

 

Para esta se ha tenido como referente una lista de reproducción (CCCB, 2020) que consiste en una colección de narraciones multimedia que ponen de manifiesto las modificaciones de las relaciones interpersonales inducidos por la tecnología. Esta lista de reproducción forma parte de una exposición en el CCCB (2020) que, bajo el título de Hagan juego. Soy cámara online, propone el juego como una herramienta de aprendizaje que, además de su contenido explicativo, abre la puerta a la posibilidad de configuración de múltiple realidades e identidades distintas que ofrece la virtualidad.


Un segundo referente a tener en cuenta son las instalaciones audiovisuales del TeamLab Borderless. Es un museo ubicado en Tokio de arte digital inmersivo que consisten en esculturas de luz acompañadas de sus respectivos entornos sonoros que se mueven por distintas salas y se influyen mutuamente para crear mundos sin límites. Los artistas del colectivo TeamLab parten de la premisa que el arte no tiene hitos y que han de permitir el descubrimiento y la creación de mundos diferentes por parte de espectador (https://www.teamlab.art/e/tokyo/).


De ahí surgió la idea de materializar las modificaciones de un espacio siguiendo los imperativos del tiempo y de los cambios en los paisajes psicológicos de sus habitantes. Para ello, hay que recoger los cambios en las emociones. En este terreno, muchas propuestas explican una sola emoción como sentir ira, tristeza, etc. Pero, parece que el resto del repertorio emocional no se borra. Se acomoda. Así, sentir ira, por ejemplo, no significa dejar de sentir amor por quienes queremos ni la melancolía que genera la cosa perdida. Puede apuntarse que cada nueva vivencia emocional implica una reconfiguración de la conciencia.


Se propone una narración libre de distintos momentos de la línea evolutiva de la central térmica de Sant Adrián del Besós a lo largo de su historia a la luz de los cambios sociales que generó. Se presentarán imágenes mientras que el sonido recogerá la reverberación del tiempo a su paso por la central.


En los años 20, se inicia la construcción de la central en Sant Adrià a causa del bajo precio del terreno y de su proximidad al mar (que se utilizó como refrigerante). Hasta el año de su cierre, 2024, la central experimentó diversas ampliaciones y modificaciones. Esta central generó sentimientos encontrados a los habitantes de esta localidad. Por un lado, la zona progresó y pasó de una economía agrícola casi de subsistencia a una economía de grandes industrias y, por otro lado, el rápido crecimiento de la población a costa, fundamentalmente, de la migración de otras zonas de España y de zonas rurales con unos planes urbanísticos hechos a vuelapluma (si se hicieron) deterioró las relaciones sociales. Además de una fuerte contaminación, la industrialización acelerada provocó la aparición de lugares conflictivos como el barrio de la mina y una mayor incidencia y prevalencia de patologías asociadas a la contaminación. Así, fue posible querer y odiar, a la vez, la central térmica de Sant Adrià del Besos.










domingo, 23 de febrero de 2025

miércoles, 8 de enero de 2025

Alteraciones de la funcionalidad cerebral en el trastorno límite de la personalidad. Revisión bibliográfica.

 

El DSM-5 (APA, 2013) define el trastorno límite de la personalidad (TLP) como un trastorno caracterizado por un déficit en el control de los impulsos y por una inestabilidad en las relaciones interpersonales, los afectos y la autoimagen. El DMS-5, en un intento de ajustar el diagnóstico de esta entidad clínica, ha ampliado los criterios diagnósticos con la inclusión de la realización de grandes esfuerzos para evitar el abandono, el establecimiento de relaciones intensas e inestables, conductas suicidas y parasuicidas, sensación de vacío y síntomas disociativos o ideación paranoide como respuesta al estrés.


Tanto los factores implicados en la etiología del TLP como los determinantes de su evolución clínica no se conocen de manera unívoca. Se han identificado numerosos factores que implican un riesgo de padecer TLP y muchos de ellos se comparten con otros trastornos psiquiátricos. Esto explicaría que mucha sintomatología del TLP no sea exclusiva de esta entidad clínica. Numerosos autores apuntan hacia una etiología multicausal del TLP, ya que se han podido definir distintas alteraciones genéticas, epigenéticas y estructurales explicativas, por lo menos en parte, de diferentes síntomas del TLP (revisado por Bozatello et al., 2021). Así, se acepta la implicación en la génesis del TLP una predisposición genética, determinados rasgos de personalidad y factores familiares como abusos, malos tratos y abandono en la infancia. De todas maneras, la etiología del TLP y su evolución clínica solo ha podido definirse en términos de distribuciones frecuenciales y cálculos de riesgo.


Para mejorar la comprensión de algunas de las alteraciones neurobiológicas subyacentes al debut y evolución del TLP, se han seleccionado tres artículos mediante una búsqueda en las bases de datos APA Psyc Articles y Pro Quest.


El primero de los artículos seleccionados es un artículo de revisión que hace una enumeración explicativa de los distintos factores implicados en el debut del TLP (Wilson et al., 2021). Se trata de un artículo que recoge los distintos factores etiopatogénicos determinantes de algunas de las manifestaciones clínicas del TLP.


Parece que las experiencias adversas durante la infancia puede tener un efecto desencadenante del trastorno. Estudios poblacionales han demostrado que las personas con TLP presentan vivencias emocionales traumáticas en la infancia unas trece veces más que los grupos utilizados como controles. De todas maneras, solo se ha podido demostrar una relación del tipo causa- efecto en un grupo de mujeres adolescentes con un debut temprano del TLP y que sufrieron abusos sexuales en la infancia. Antecedentes de otros tipos de abusos se han encontrado presentes en el TLP, pero no se ha podido correlacionar el tipo de trauma con el debut del TLP (Infurna et al., 2016). Hay que añadir que existe un sesgo en la distribución de frecuencias del TLP en la población debido a un probable infradiagnóstico de este trastorno. Así, entre la población general, se describe menos de un 2% de personas afectas de TLP. La frecuencia de este trastorno va aumentando hasta más de un 6% si se valoran poblaciones de centros de psiquiatría o de hospitales. Se puede afirmar que hay un acuerdo bastante unánime en la presencia mucho mayor de traumas infantiles entre los pacientes con TLP. Estos traumas actuarían como desencadenantes del trastorno, aunque no sería una causa directa. Parece que los traumas infantiles no serían el único factor desencadenante, ya que no se ha podido demostrar una especificidad entre el tipo del trauma y unas manifestaciones clínicas concretas. Estudios de casos y controles han podido demostrar una mayor metilación del gen que codifica al receptor 3A de la serotonina (5HTR3A). Este aumento de metilación es de causa epigenética y se ha relacionado con los abusos infantiles y con la severidad del TLP.


Además de los factores ambientales, en la génesis del TLP se ha demostrado una influencia genética y se acepta que los factores genéticos explican más del 42% de las variaciones en la sintomatología del TLP. No se discute una presencia mayoritaria de determinados rasgos de personalidad sujetos a herencia, en los pacientes con TLP. También están aceptadas algunas alteraciones genéticas que afectan a los sitemas de neurotransmisión, al neurodesarrollo y al sistema neuroendocrino. Por ejemplo, se ha demostrado una menor respuesta serotoninérgica como probable responsable de la impulsividad y la agresividad de los pacientes con TLP. Este bloqueo parcial de la serotonina podría estar determinado, por lo menos en parte, por la hipermetilación de genes de síntesis de serotonina, generada por las vivencias traumáticas infantiles. Algunos estudios definen la impulsividad, incluida la observada en el TLP, como una conducta generada por las interacciones disfuncionales entre los sistemas de dopamina y de serotonina en el córtex prefrontal. Las disfunciones del córtex prefrontal se ha implicado en múltiples patologías y, además, presenta una semiología polimorfa, aunque relacionada con alteraciones cognitivas y conductuales. En la patogénesis del TLP, también se apunta una disfunción de las catecolaminas implicada en la desregulación emocional y en la impulsividad.


En el TLP, no solo se han definido alteraciones entre los neurotransmisores, también se han implicado alteraciones moleculares en el ámbito del neurodesarrollo. Algunos autores han podido correlacionar un mayor porcentaje del gen responsable de la síntesis del factor neurotrópico cerebral (BDNF) con la presencia de síntomas depresivos y las conductas suicidas. El BDNF es una proteína reguladora de la sinaptogénesis, el crecimiento neuronal y la plasticidad cerebral. Se ha demostrado que el estrés infantil, sobre todo los malos tratos, alteraría la expresión del gen del BDNF.


El sistema neuroendocrino, principalmente el eje hipotálamo- hipofisario- adrenal es uno de los efectores principales de la respuesta al estrés y regula la vivencia emocional de los distintos eventos vitales. Se cree que este sistema estaría implicado en la génesis del TLP, así como en otros trastornos relacionados con el estrés.


Este estudio de revisión pone de manifiesto una patogénesis del TLP de tipo multifactorial y multiestadio a cargo de factores genéticos y epigenéticos. Parece que un mayor conocimiento de estos factores y de sus interacciones podría ser útil para el desarrollo de factores pronóstico del trastorno y para el diseño de estratégias terapeúticas.


Se ha seleccionado un segundo artículo sobre las bases anatómicas de la desregulación emocional en el TLP (Sicorello ans Schmahl, 2021). Se trata de un artículo de revisión de los distintos modelos neuropsicológicos sobre la génesis y la evolución de las alteraciones características del TLP. La mayoría de estos modelos se han obtenido mediante pruebas de imagen. Los autores afirman que las manifestaciones clínicas del TLP se deben a un déficit en la regulación de las emociones, así como a una alteración de la experiencia emocional. Esta característica hace referencia a una dimensión transdiagnóstica de la psicopatología por lo que hay que tener en cuenta que la depresión mayor, el trastorno de estrés postraumático y los malos tratos infantiles en general comparten una mala regulación de las emociones como característica clínica principal. Por este motivo, hay que interpretar la desregulación emocional del TLP de forma coherente con otros factores propios de este trastorno como alteraciones del comportamiento, factores de riesgo hereditario y plasticidad para poder otorgar a las alteraciones funcionales un valor diferencial en el TLP.


Estudios de neurobiología sobre el TLP definen la mala regulación emocional como un desequilibrio generado por déficits en las áreas prefrontales (sistema regulador de las emociones) y por una hiperactividad en la amígdala y el sistema límbico (responsables de la respuesta emocional). El trabajo que se comenta revisa el estado de la cuestión de la hipótesis fronto- límbica para explicar la mala regulación emocional en el TLP. Hay una cierta controversia en los resultados y en sus interpretaciones debida a sesgos poblacionales, a distintos diseños de los estudios, al uso de metodologías distintas y a la falta de marcadores biológicos del TLP. Por estos motivos, se han revisado distintos hallazgos neurobiológicos obtenidos mediante estudios experimentales com imágenes obtenidas con fMRI (imágenes de resonancia magnética funcional).


En general, se ha observado una mayor actividad de la amígdala en pacientes con TLP. En diversos estudios experimentales con fRMI, se concluye que la hiperactividad amigdalar en el TLP es superior que los casos controles cuando se enfrentan a un estímulo neutro. Esto se debería a un efecto de habituación de la amígdala a estímulos negativos en la infancia. Esta hiperactividad de la amígdala se puede reducir mediante el tratamiento con oxitocina intranasal o con la terapia dialectico conductual. Esta terapia está enfocada a mejorar el equilibrio emocional, la autoconciencia, las relaciones interpersonales y la toleracia al estrés. La base de esta terapia son las técnicas de alejamiento emocional para poder dar un valor de falsedad a determinadas vivencias (Linch et al., 2007). Cabe añadir que la activación de la amígdala no siempre conduce a experiencias emocionales negativas y que su respuesta no es proporcional a la intensidad del estímulo.


Se puede afirmar que el papel principal de la amígdala en el procesamiento de las emociones, consiste en la determinación del estímulo relevante, el aprendizaje asociativo y la facilitación de la respuesta.


La fRMI ha permitido demostrar clusters de hipoactividad y de hiperactividad en el córtex prefrontal durante el procesamiento de las emociones de personas con TLP. Se apunta que estos hallazgos se deben a un déficit en la regulación de las emociones en aposición con los intentos de control cognitivo como el distanciamiento en imaginación de escenas etiquetadas de negativas. Otra de las alteraciones que se han correlacionado en el control de las emociones es el desequilibrio de la conectividad fronto- límbica, en particular el área dorsolateral del córtex prefrontal. Esta conectividad tiene un papel inhibidor de las áreas generadoras de las respuestas emocionales como, por ejemplo, la amígdala.


Una vez revisadas las alteraciones de los mecanismos implicados en la alteración emocional del TLP, se propone un estudio sobre el procesamiento de las características de las respuestas agresivas en este trastorno (Bertsch et al., 2022). Una de las disfunciones en las relaciones interpersonales del TLP es la agresividad inapropiada. Parece que las personas con TLP interpretan las señales interpersonales de manera hostil pero, se desconoce el efecto de este sesgo de interpretación en las tomas de decisiones durante los encuentros agresivos. En el TLP, la agresividad se origina en un contexto de reactividad emocional, en particular de ira o de vergüenza en respuesta a la percepción de rechazo. En mujeres con síntomas severos de TLP, las respuestas de ira aparecen cuanto mayor es la percepción de rechazo pero, no se observan respuestas de ira si se sienten cuestionadas o insultadas (Scott, 2017). En el TLP, la agresión es reactiva frenta a un rechazo que genera una emoción consciente caracterizada por sentimientos de inferioridad y humillación.


En el TLP, se ha demostrado un aumento del metabolismo de la glucosa en la amígdala y en el córtex prefrontal durante las provocaciones leves y un aumento superior a la media cuando la provocación es intensa. Esta afirmación sobre las respuestas a estímulos intensos, puede contradecir a lo comentado hace unos párrafos pero, hay que tener en cuenta que hay algunos sesgos poblacionales que podrían modificar los resultados. Por ejemplo se han estudiado poblaciones de mujeres cor síntomas severos mientras que otras poblaciones de pacientes con TLP se encuentran siguiendo un tratamiento. En lo que sí parece que hay acuerdo es que las emociones negativas, como a las expresiones faciales de ira, provocan una respuesta límbica intensa con un control prefrontal inadecuado.


El trabajo que se presenta es un estudio empírico del tipo casos- controles que estudia las respuestas agresivas de un grupo de mujeres con TLP. Para ello se ha relizado una entrevista clínica estructurada que recoge los criterios diagnósticos de TLP de las pacientes, los posibles trastornos comórbidos y, mediante el Modified Aggression Scale (OAS-M) se estudia el comportamiento agresivo en la vida real de las pacientes. Se ha utilizado el Paradigma de la Amenaza de Agresión Social (STAP) para estudiar la agresión reactiva y su asociación con el procesamiento interpersonal de la amenaza. STAP captura las distintas fases de la reacción agresiva (decisión de castigo, fase de competencia y la fase de feedback. Finalmente se realizan pruebas de fRMI para determinar las áreas cerebrales implicadas en las respuestas. Para poder interpretar estas últimas pruebas es necesario una hipótesis previa que se estructura con los resultados de las entrevistas y del test facial.


Las pacientes con TLP reportan más agresiones en la vida real y con mayores rasgos de agresividad que el grupo control. En las pruebas de STAP, las mujeres con TLP no responden de manera más agresiva ante expresiones de ira pero, tienden a responder con mayor agresividad ante las expresiones neutras ya que, tienden a interpretarlas como expresiones de ira. También se ha podido demostrar una correlación entre los resultados obtenidos en el STAP y el grado de agresividad en la vida real.


En las pruebas de neuroimagen, se realiza una fRMI exploratoria de todo el cerebro para poder establecer las áreas implicadas en las diferentes respuestas. Luego se ha realizado un análisis de ROI (correlación de un promedio de vóxeles) de las zonas de interés para, así, poder obtener resultados confirmatorios.


Las imágenes obtenidas por fRMI muestran una mayor respuesta de la amígdala y del córtex prefrontal frente a expresiones de ira, entre las mujeres sanas. Además, se aprecia una activación de las estructuras circundantes a la amígdala que suele ser mucho menor y más difusa entre las personas con TLP.

Las señales sociales son informativas, están contextualizadas y son determinantes de una reactividad neural. Las personas con TLP muestran una hiperreactividad límbica causada, por lo menos en parte, por una dificultad en la interpretación de las señales sociales en el sentido de una menor diferenciación de las señales amenazantes y las neutras. Así, en el TLP se encuentran respuestas agresivas frente a expresiones de ira (en igual o en menor medida que en los controles) y, de manera característica, una activación mayor de la amígdala frente a expresiones neutras. Esta activación anómala de la amígdala se debe a déficits en los ajustes del comportamiento durante el intercambio de información interpersonal que se encuentran mediados por patrones de respuesta que siguen esquemas mal adaptativos ante el rechazo o la provocación. Estos esquemas se activarían ante estímulos mínimos y se verían asociados con dificultades para poder diferenciar el self del otro, además de dificultades añadidas en la adaptación al cambio.

Los resultados del trabajo que se comenta permiten concluir que la agresividad en el TLP es más probable debida a un sesgo rígido de interpretación hostil en el procesamiento de las señales sociales más que un control emocional deficiente. Esta conclusión se contradice, en parte, con estudios previos que otorgan a una mayor activación de la amígdala como un marcador de la falta de regulación emocional en el TLP. De todas maneras, falta por conocer en profundidad los mecanismos implicados en la interpretación de las señales sociales, en el valor del contexto y en la elaboración de las respuestas.

De manera más general y recogiendo los datos de diversos autores, se puede afirmar que la inestabilidad, los sesgos de interpretación de los estímulos y una mala regulación de las respuestas representan el eje central de este trastorno. Así, un mal control de las emociones sería el responsable de las conductas agresivas y de los sentimientos de vacío. Este resultado podría deberse a una mayor activación de la amígda, a una menor integración de los estímulos o a un déficit en las áreas implicadas en la elaboración de las respuestas. Esta falta de regulación emocional también puede explicar otros aspectos del TLP como la inestabilidad en las relaciones interpersonales, el comportamiento impulsivo y la ideación paranoide relacionada con el estrés.



Los datos revisados en este trabajo, aunque no permiten una definición clara del TLP ni de su génesis, permiten abrir líneas de investigación sobre su diagnóstico precoz, los factores de riesgo y de pronóstico y sobre la estructuración de distintas estrategias terapeúticas.



Bibliografía


APA. American Psychiatric Association. (2013) DSM-5. Diagnostic and Statistical Manual of Mental

Disorders. 5th ed APA. Arlington, VA, USA.


Bozzatello, P.; Garbarini, C.; Rocca, P. and Bellino, S. (2021) Borderline Personality Disorder: Risk Factors

and Early Detection. Diagnostics (11) 2142. https://doi.org/10.3390/diagnostics/11112142.


Bertsch, K.; Buades- Rotger, M.; Kranch, M.; Ueltzhöffer, K.; Kleindienst, N.; Herpertz, S. and Krämer,

U.M. (2022) Processing of Interpersonal Cues During an Aggressive Encounter in Women with

Borderline Personality Disorder: Neural and Behavioral Findings. Journal of Psychopathology and

Clinical Science 131 (5)493- 506. https://doi.org/10.1037/abn0000756.


Infurna, M.R.; Brunner, R.; Holz, B.; Parger, P.; Giannone, F.; Reichl, C.; Fischer, G.; Resch, F. and Kaess,M. (2016) The Specific Role of Childhood Abuse, Parent Bonding, and Family Functioning in Female Adolescents with Borderline Personality Disorders. J. Pers. Disord. 30: 177-192.


Lynch, T.R.; Trast, W.T.; Salsman, N. and Limchan, M.M. (2007) Dialectical Behavior Therapy for

Borderline Personality Disorder. Annu Rev Clin Psychol 3: 181- 205.

https://doi.org/10.1146/annurev.clinpsy.2.022305.095229


Scott, L. N., Wright, A. G. C., Beeney, J. E., Lazarus, S. A., Pilkonis, P. A., & Stepp, S. D. (2017) Borderline

personality disorder symptoms and aggression: A within-person process model. Journal of Abnormal

Psychology, 126(4), 429– 440. https://doi.org/10.1037/abn0000272


Sicorello, M. and Schnahl, Ch. (2021) Emotion disregulation in borderline personality disorders: A fronto- limbic imbalance? Current Opinion in Psychology 37:114- 120. https://doi.org/10.1016/j.cop.syc.2020.12.002


Wilson, N.; Robb, E.; Gagwani, R. and Minnis, H. (2021) Nature and murture? A review of the literature of

childhood maltreatment and genetic factorsin the pathogenesis of borderline personality disorders.

Journal of Psychiatric Research 137: 131- 146.

martes, 7 de enero de 2025

Los gestos de las intervenciones feministas.

 

Pollok (2013) afirma que la construcción de una historia feminista del arte no consiste solo en la búsqueda de mujeres artistas y su inclusión en la época correspondiente de la historia. Lo que propone la autora es la deconstrucción de la historia oficial del arte buscando elementos que permitan la construcción de la mujer desde la vivencia de ser mujer. Así, el objetivo final de la historia feminista del arte no consiste en la inclusión, más o menos equiparada en número, de mujeres artistas en el mundo masculino sino de otorgarles, con pleno derecho, la ocupación de espacios públicos de intercambio simbólico.


Este nuevo objetivo implica un cambio de paradigma en la manera de hacer la historia que se materializa a través de las intervenciones feministas. Intervenciones que adquieren un carácter dinámico en la medida que implican una práctica en lugar de la contemplación de un objeto creado con un valor de símbolo que debe interpretarse atendiendo a la carga semántica que evoca. Así, la práctica histórica está condicionada por su marco de producción y de interpretación. Estos marcos están determinados por la clase social, la etnia y el género de sus productores y de sus interpretes ya que, el arte, es un reflejo de la identidad no solo de quienes producen prácticas significativas sino también de quienes las interpretan. Por ejemplo, la obra de Romaine Brooks (Figura 1) fuerza al análisis de identidad de género, clase social y etnia para su lectura.


                Figura 1


Algo similar ocurre con la obra de Tove Jansson (Figura 2) que subvierte el rol de cuidadora asignado a las mujeres desde su nacimiento y lo convierte en un espacio propio del discurso femenino.


                Figura 2


A título personal, quisiera incluir la edad como un cuarto factor determinante de la identidad y de la posición relativa en los marcos interpretativos que se imbrica con el género, la clase social y la etnia y que también es un determinante de aceptación o de rechazo social. Por ejemplo, la definición de persona mayor varía según su marco interpretativo. Puede considerarse como fuera del sistema a quien pase de la edad de jubilación, a un hombre gay de más de 40 años, a una mujer heterosexual de más de 35 años, a un hombre heterosexual o a una mujer lesbiana de más de 50 años, etc. También hay determinadas actitudes asociadas a la edad como el dinamismo que se considera una característica de la juventud (Figura 3) o las actitudes más contemplativas que se atribuyen a los grupos de más edad (figura 4)


                 Figura 3 (fotografía de A. Leivobitz)

              Figura 4(fotografía de A. Leivobitz)


Las prácticas feministas del arte ponen el foco en los códigos visuales del placer. El documental Women Art Revolution (2010) muestra distintas maneras de subvertir los cánones del arte para la obtención de nuevos códigos visuales. Así, mediante una práctica transformadora se consiguen gestos creadores de significados que se opongan a la repetición de los mundos masculinos heteropatriarcales.


R. Zafra (2014) suscribe los postulados de Pollok y va más allá de los modos de hacer de la práctica feminista en el mundo del arte afirmando que la sola elección de los medios y de las técnicas creativas tienen el poder suficiente para poder hacer frente a las fuerzas de domesticación. Zafra argumenta el interés de las prácticas artísticas feministas por la tecnología y las redes. El mundo digital es el territorio por excelencia de la artificialidad y la representación y genera un entorno óptimo de encuentro de las contradicciones entre los estereotipos y sus reformulaciones. Y, es que el mundo digital obliga a una constante reformulación del arte desde su definición.




Bibliografía comentada


Documental WAR: Women Art Revolution, de Lynn Hershman-Leeson, 2010. 


Pollock, G (2013) Intervenciones feministas en las historias del arte. Una introducción. En Visión y diferencia. Feminismo, feminidad e historias del arte. Buenos Aires: Fiordo. pp. 18- 50 (1ª edición en inglés 1988).


Zafra, R. (2014) Arte, feminismo y tecnología. Reflexiones sobre formas creativas y formas de domesticación. Quaderns de Psicologia 16(1) 97-109. ISNN: 0211-3481.



El texto de G. Pollok invita a abandonar la búsqueda de mujeres artistas susceptibles de ser incluidas, de alguna manera, en la historia del arte. La autora afirma que esta práctica refuerza la jerarquía dominante con un ella también es capaz que, en el mejor de los casos se traducirá en un efecto de tokenización. Esto significa la incorporación de algunos nombres femeninos a las distintas corrientes artísticas para acallar las voces reivindicativas. Voces que cuestionan los cimientos de las distintas corrientes de pensamiento así como la validez del paradigma imperante. Voces que exigen presencia en los espacios públicos además de un tratamiento igualitario con los discursos de otras naturalezas. Voces que desde su origen tienen un carácter dinámico en los procesos de intercambio simbólico y que se resisten a ser incorporadas al discurso dominante a partir de un efecto de minorización.


Desde los inicios del discurso feminista, se propone un cambio de paradigma para el abordaje de la historia del arte para poder tratar las obras como una práctica y no como objetos ceñidos, en una u otra medida, a determinados cánones estéticos. Este cambio de paradigma implica la introducción de dinamismo en la mirada histórica. El arte deja de ser un agregado de objetos que cumplen ciertos criterios para convertirse en un espacio de intercambio simbólico interrelacionado con los espacios de otras prácticas culturales. Este nuevo paradigma permite definir el consumo del arte como las distintas posiciones relativas de los espectadores dentro del espacio artístico que dará lugar a distintas reconstrucciones o lecturas de una misma obra. Con esta nueva perspectiva interpretativa cobra importancia el contexto del observador.


En este último aspecto surge una duda. Mirando el documental, puede pensarse que las obras se agrupan según su función social: asociacionismo, encriptación de la identidad, uso de nuevos medios, etc. Todo esto surgió como una proyección natural de un sector de sociedad norteamericana de la época. Pero, la realidad de las mujeres de los 70 era muy distinta en España. Por ejemplo, M. Rododera se revuelve en el seno de una familia tradicional al tiempo que arremete contra el feminismo, E. Boix intenta recuperar el expresionismo y reunir a los artistas españoles de posguerra contrarios al franquismo y A. Riera opta por crear un mundo personal marcado por la perspectiva de género.


La importación del discurso feminista tuvo una buena aceptación en el mundo académico pero, creo que debería estudiarse las interpretaciones de las mujeres españolas de la época. Y, es que un discurso es mucho más que la traducción de palabras encadenadas.