domingo, 31 de enero de 2021

¿Hay alguien aquí?


  • Internet es un aplanamiento del tiempo. Es un lugar en el que el pasado y el presente 

  • existen en un solo plano. Pero, la proporción no se equilibra, porque el presente calcifica el

  • pasado, incluso ahora, incluso mientras hablamos. Quizá es más preciso decir que internet

  • es casi todo pasado. Es el lugar al que vamos a comulgar con el pasado...Es imposible 

  • reinventarse cuando tu identidad está establecida en las redes sociales (p. 141)...Como lo

  • mismo cada día. Nos comunicamos con miradas e inclinaciones de cabeza (p. 273).

  • Ling Ma (2020), Liquidación, Ed. Planeta. 

    La arqueología de los medios hace referencia, más que a la evolución de determinadas tecnologías, a las modificaciones de sus campos semánticos y de sus valores simbólicos a lo largo del tiempo. El simbolismo que encierran está determinado por el discurso social generador de la identidad de los grupos que integran el colectivo. La arqueología de los medios propone distintas contextualizaciones de conceptos y de artefactos para permitir el conocimiento de la evolución de las ideas determinantes de una cultura concreta. 


  • Es posible que el aplanamiento del tiempo que define Ling Ma, sea un nuevo marco contextual que obligue a redefinir los rasgos identitarios de un colectivo, ya que esta nueva concepción del tiempo determina la existencia de un ser dentro y de un ser fuera de internet con valores de realidad parecidos. Según Ling Ma, las tecnologías digitales han provocado que el tiempo deje de entenderse como el ritmo de una secuencia de hechos y se convierta en una red de distintas realidades presentes. El ejemplo se encuentra en la misma novela. Liquidación presenta un mundo sin futuro y con un presente que es la mezcla de pasados y gestos actuales sin proyección. Es un mundo que termina en un escaparate de marcas comerciales sin nadie que las pueda codiciar. Este argumento recoge el pesimismo anticipatorio típico de la ciencia ficción. Este pesimismo se mezcla con la realidad del progreso técnico y con el avance del capitalismo generador de brechas cada vez más profundas, entre distintos grupos sociales, que son determinantes de un estar dentro o fuera del sistema.


  • Muchas veces, más que excavar en las viejas ideas, hay que dejar que afloren las nuevas, ya que el verdadero interés histórico del conocimiento no consiste en la narración de historias del pasado, si no en el conocimiento de la articulación del pasado con lo contemporáneo. Articulación que en su punto de encuentro pone al mismo nivel lo nuevo, lo viejo y el momento fracturado del ahora (Alsina et al., 2018). En un contexto de pluralidades, se estructuran diversos discursos de alteridad caracterizados por el establecimiento de los actos comunicativos en la frontera entre dos discursos opuestos lo que genera un espacio dialéctico híbrido. Así, surgen los movimientos antisistema, la economía del bien común, el transhumanismo, la biopolítica, el discurso ecologista, etc. Todos estos discursos pueden etiquetarse con el concepto de alteridad y son los que se representan en las narraciones mediáticas. Alteridad que define lo que es rechazable mediante la enunciación de la diferencia con lo que es normativo. Así, las identidades sociales se desvelan y modifican el el transcurrir del discurso proporcionado por los medios (Montes et al., 2013). Y, ahora, los medios ofrecen múltiples posibilidades de enunciación, muchas de ellas aún desconocidas. 


  • A su vez, la tecnología de los medios también ha contribuido a la creación de nuevos conceptos que se han adaptado al discurso cultural como el de androide o robot. Casi todo el mundo podría definirlos con mayor o menor acierto pero, lo que sí es cierto es que casi todos tenemos una imágen de estos productos culturales. 

  • En los años 50, Alan Turing mediante un robot conversacional (bot) llamado Eliza, intenta demostrar que los robots pueden razonar y proporcionar resultados que no se puedan distinguir de los razonamientos humanos (Lehoz-Beltra, 2005). Estos primeros trabajos fueron una de las bases emocionales de la robótica hasta el punto de definirse el efecto Eliza como la atribución de características humanas a las máquinas como la capacidad de expesar sentimientos, o el ejerciciode la voluntad. Es difícil pensar que esta propuesta de Turing pudiera tener éxito en la actualidad debido al contexto sociopolítico que fuerza a la creación de ilusiones inmediatas y fugaces en las que parezca que el usuario esté al mando. Poco podría conversar Eliza con Alexia. Y es que la contrarrevolución neoliberal actual ha generado nuevos mercados o cercados (enclosures) que convierten en mercancía una parcela de la realidad hasta ahora definida como bien común. En este contexto, las acciones de los media se convierten en una acción empresarial. Resulta difícil imaginarse el test de Eliza con anuncios publicitarios o un concurso para responder a la pregunta de John McCarthy (1955) sobre si podrá algún día un ordenador decir puedo pero, no quiero (Alaudete, 2011). 

Parece que ya no es necesario responder a preguntas genéricas para después intentar demostrarlas. Ahora, sólo hay que describir los posibles resultados de lo que parece evidente: el acercamiento humano a las máquinas. Así, el conexionismo se describe como una red neuronal que remeda a un cerebro y la modificación de los pesos de los nodos se describen según los principios cognitivos. Ahora, la ciencia ficción y las artes en general, recuperan antiguos mitos que se ensamblan con especulaciones sobre los nuevos medios. Así, los avances tecnológicos replantean la idea de la condición humana y modifican el concepto de poder como un sometimiento de la sociedad de tipo dictatorial. Poder que, en el mejor de los casos, estará compartido con las máquinas ya que estas han aprendido a cuestionar su programación y a automejorarla. La unificación de lo humano con la tecnología así entendida conduce a un estado de pérdida de lo humano (García, 2018) aunque manteniendo sus identidades. Por ejemplo, en Autonomous (Annalee Newitz, Minotauro, 2017) los estilos narrativos permiten diferenciar a los bots que utilizan un lenguaje objetvo y técnico de los personjes humanos que utilizan un lenguaje más emocional. Pero, las acciones de la novela se realizan de manera conjunta y la lucha se lleva a cabo contra las empresas multinacionales que son quienes ostentan el poder social y e!conómico. 

La creatividad actual también admite aproximaciones de tipo posthumanista que permite una visión del futuro un poco más optimista, ya que la tecnología transforma al ser humano y re-crea el concepto de vida para trascender su existencia biológica. En muchas actividades creativas, se han utilizado robots programados con IA para imitar el trabajo del artista como en el espectáculo Neural Narratives en el que los bailarines interactuan con efectos visuales generados por IA en un mundo compartido por humanos y máquinas (https://www.stocos.com/page/polytopya/). Ya no se plantea el alcance de las máquinas, están entremezcladas con la creación humana. Las máquinas se entienden como prolongaciones de la creatividad humana que permiten un mayor desarrollo de sus capacidades artísticas. Muchos son los artistas visuales que utilizan la AI de una manera más amigable que lo que ofrece la literatura de ciencia ficción. Por ejemplo, Harold Cohen, en los años 70 retomó las tesis de Turing y de McCarthy al intentar demostrar que una máquina puede ser creativa mediante el programa AARON. Este programa encontró su valor económico al utilizarse como un protector de pantalla creador de obras originales (http://geneticsandculture.com/ genetics_culture/pages_genetics_culture/gc_w05/cohen_h.htm). Y, mientras busquemos distintas maneras de expresar la unión de lo humano con la tecnología, las encontraremos.

Las posibilidades que ofrecen las máquinas como elementos de expresión, aún están por definir pero, parece que cuestionaran muchos aspectos humanos de los procesos creativos. Y, es que ahora se le ha dado la vuelta a los planteamientos de Turing. La cuestión básica del transhumanismo estriba en las posibilidades de adoptar características de las máquinas por parte de los humanos para la mejora de sus capacidades. Uno de los objetivos finales de esta corriente de pensamiento es la trascendencia de la muerte y para ello, primero se ha manipulado el escenario (espacio y tiempo) y ahora se manipula a los actores. Esta hibridación de lo humano con la tecnología abre la puerta a los replanteamientos de todo lo que nos define como humanos (Martorell, 2012). Esta propuesta ha sido adoptada por los medios que dan protagonismo tanto a los proyectos científicos como a las obras de creación artística basados en la hibridación. Estas posibilidades de hibridación han generado una ilusión colectiva de obtención de un discurso igualitario entre humanos y de ejercicio individual del poder que sólo hace aumentar la capacidad de manipulación social del poder económico al tener la oferta de herramientas para el ejercicio del supuesto libre albedrío.


El transhumanismo busca la ruptura de los límites biológicos para generar nuevas perspectivas vitales como la elección del tipo de ciencia que se desea y la creación de nuevas formas estéticas que permitan replantear la humanidad como la igualdad y a la vez la diferencia entre individuos. Por ejemplo, se han intentado resolver las brechas de género mediante el discurso tecnológico. La biotecnología lo resuelve rompiendo el dualismo hombre/ mujer permitiendo múltiples identidades (Colina, 2020). Esto implica un abandono del género como determinante de una función reproductiva y un rol social y la adopción de una interpretación del género basada en la complejidad y en los distintos niveles de concreción. Así, el género ha dejado de ser lo evidente para desplegar una red simbólica que permita imbricarse con los significados aportados por la biología, la robótica, la IA y otros seres vivos no humanos. 


Bibliografía

Alaudete, D. El País 27 de octubre- 2011 John McCarthy, el arranque de la inteligencia artificial. 


Alsina, P.; Rodríguez, A. y Hofman, V.Y. (2018) El devenir de la arqueología de los medios: derroteros, saberes y metodologías. Artnodes, 21: 1-10 UOC. http://dx.doi.org/10.7238/ a.v021.3251

Colina, C. (2020) El cíborg transhumanista y feminista. Telos 112: 98- 104. ! https://telos.fundaciontelefonica.com/wp-content/uploads/2020/01/telos-112-analisis-carlos-colina- ciborg-transhumanista-feminista.pdf

García, M. (2018) Nuevos mitos y ciencia ficción. Pensando el objeto tecnológico desde el arte. Artnodes 21: 73-80 UOC http://dx.doi.org/10.7238/a.v0i21.3184

Lehoz-Beltra, R. (2005) Turing: del primer ordenador a la inteligencia artificial. Nívola Libros y Ediciones, S.L. ISBN: 84-96566-01-3

Martorell, F. (2012) Al infierno los cuerpos: el transhumanismo y el giro postmoderno de la utopía. Thémata. Revista de Filosofía 46: 489- 496.

Montes, R.G., del Rosal, G y Fidelholtz, J. (2013) El principio de alteridad en la construcción identitaria del discurso. Revista latinoamericana de estudios del discurso. 13 (2): 63-80 DOI: http:// dx.doi.org/10.35956/v.13.n2.2013.p.63-80


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